martes, 29 de noviembre de 2011

El sexo antinatural



Observen atentamente el siguiente mapa:
No tiene nada que ver con el sexo, sino con cuánto molan los países. Al parecer, según un estudio, los países que más molan son España, Alemania, Dinamarca, Holanda, Islandia y Lituania. Entre los que menos molan están Francia, Suiza, Andorra, Ucrania, Bielorrusia, Hungría, Luxemburgo y Montecarlo. El trabajo se basa en una encuesta realizada sobre una muestra de la población europea. La muestra se componía de una persona. Y sí, era yo. Y sí, me ha quedado muy bonito.

Tras esta breve (pero felina) introducción, vamos al tema del sexo antinatural. La entrada me la ha inspirado otro post de mi admirada Snow, en el que hablaba de lo bien que se lo pasan los bonobos tol día follando. Pero no se queden en la anécdota, los monos fornicadores eran sólo el vehículo para explicar una idea más profunda: que la homosexualidad (y la sexualidad en general, qué diantres) es algo natural y que es ridículo reprobar ciertos comportamientos sexuales en humanos aduciendo que no se producen en la naturaleza.


Precisamente la moral cristiana viene a decirnos que follar está mal si lo disfrutas. Es decir, que si vas a practicar el sexo, que sea con la sana y loable intención de procrear. Porque el placer por el placer es malo. Lo cual nos lleva a censurar la masturbación, la homosexualidad, los anticonceptivos, los juguetes sexuales...

Llevamos a la espalda muchas décadas de rancia tradición que nos recuerda que follar por placer es follar como follan los animales, y puesto que nosotros somos más que animales, debemos follar por fines más nobles.

Siguiendo este razonamiento, podemos llegar a conclusiones tan absurdas como descocadas. Como por ejemplo, que cocinar los alimentos es pecado. Es antinatural. Ningún animal cocina los alimentos. Es más, los humanos deberíamos comer para sobrevivir, no para disfrutar. Así que cocinar los alimentos es una cosa asquerosa y antinatural.

O llevémoslo un poco más lejos. El lenguaje sólo deberíamos utilizarlo para sobrevivir. Así que nada de escribir literatura ni de contar chistes. Limitémonos al intercambio de información útil que ayude a la supervivencia de la raza. Hablar por el mero placer de hablar es una cochinada.

Pero hete aquí que existe un punto de vista opuesto que, sin embargo, parece seguir un razonamiento paralelo. Así es como pienso yo:

Los animales son los que tienen sexo por procrear. Precisamente el hecho de usar el sexo para otros fines (como el de fortalecer una relación entre dos personas) es lo que nos diferencia de los animales (aunque por lo visto, y según el blog de Snow, los bonobos también utilizan el sexo como una herramienta social).

Para nosotros la comida es más que comida: puede ser arte si vas a un concurso de cocina, puede ser un acto social-laboral si acudes a una comida de trabajo, o puede ser un acto social-sentimental si cenas con tu pareja.

Precisamente somos humanos porque follamos por follar. No al contrario. A ver si nos sacudimos de una vez la caspa medieval de nuestro sistema de valores.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Estas son las migajas que nos deja ZP

Últimamente se habla mucho de cambiar la ley electoral. Parece ilógico que a UPyD cada escaño le cueste 227 538 votos, mientras a Geroa Bai sólo le sale por 42 372. Mientras tanto, Equo se queda fuera del senado con 215 776 votos.

Todos conocemos el problema. Muchos lo achacan a la ley D'Hont, aunque el verdadero problema es la circunscripción provincial. Ahora mismo la ley D'Hont no es proporcional porque "no le dejamos serlo".

Pero, si son elecciones generales, ¿por qué tenemos que votar en circunscripciones provinciales?

Para explicar esto hay dos razones muy buenas.

Razón 1: Porque cada ciudadano debe saber a quién vota.
Nuestro sistema funciona con listas cerradas. Yo, en Valladolid, por ejemplo, puedo votar a un partido, que propone 5 candidatos para ir al congreso. En estas últimas elecciones, de los 5 diputados por Valladolid, salieron 3 del PP y 2 del PSOE, como viene ocurriendo desde 1989.
Si yo voto a una lista, estoy dando mi aprobación a 5 personas distintas. Se supone que debería conocerlas, saber quiénes son y qué opiniones tienen. Pero en la práctica muy poca gente conoce a los diputados de su provincia. Y es que, en efecto, da igual, porque están en el Congreso para votar, puesto que la disciplina de partido les convierte en robots votadores más o menos. Pero la idea es que tú sepas (puedas saber) a quién vas a votar.
En Madrid la lista ya asciende hasta 36 candidatos a diputado. Y ya es difícil conocerlos. Así que imagínense una lista de 350 diputados para una circunscripción nacional. Sería más o menos una locura.

Razón 2: Porque hay que garantizar la gobernabilidad.
El otro motivo que sustenta la existencia de circunscripciones provinciales es la necesidad de formar gobiernos estables. Una cámara con grandes mayorías genera gobiernos con un gran apoyo parlamentario. Una cámara con demasiada representatividad genera una situación de inestabilidad en la que los partidos tienen que pactar unos con otros para poder formar gobiernos. La Constitución estableció estas normas del juego buscando huir definitivamente de situaciones como las de la República de Weimar o la II República española.

En mi opinión, el sistema electoral está mal. Necesita un cambio: un cambio hacia una mayor representatividad. La gobernabidad se puede sacrificar en favor de una representación democrática más precisa.

¿Cómo se puede hacer? Hay muchas ideas: Circunscripción electoral única, sustitución de la ley D'Hont... Pero la más original y más sencillas es la siguiente: Crear una circunscripción de "las sobras".

Es decir, que todos los votos que se han quedado sin representación parlamentaria, se recojan de nuevo y se unan en una gran circunscripción de migajas. Allí estarías todos esos votos perdidos de IU, UPyD, Equo, etc. Pero claro, también del PP y el PSOE, ellos también tienen sobras.

La Constitución Española establece que el número de diputados del Congreso deberá ser de entre 300 y400. Ahora mismo tenemos 350, así que podríamos crear algunos asientos de más para los diputados de las migajas.

¿Cómo se haría?

1. Recopilar todos los votos sin representación. Es decir, todos los votos de aquellas personas que votaron a un partido y éste no ha obtenido ningún escaño en su provincia, pero también los votos a partidos que sí han obtenido escaños y que "les sobran", que aún no son suficientes para darles un escaño más.

2. Se calcula cuánto ha costado cada escaño en las elecciones. Se hace una media y más o menos dará una cifra en torno a los 80 000 votos.

3. Esos votos, en lugar de ir a una lista de una circunscripción provincial, como iban al principio, se derivan a la lista de las migajas, donde un nuevo grupo de políticos espera sumar 80 000 votos para obtener un escaño.

Ahora mismo, de memoria, me parece que a UPyD le daría 5 escaños más (tendría un total de 10). A IU más o menos. A ojo de buen cubero calculo que otros 10 (21 en total). Y Equo y el PACMA también pillarían aquí sus escaños. Eso sí, el PP y el PSOE también sacarían unos cuantos más.

Pero no se trata de dar más poder a los partidos pequeños porque sí. Se trata de hacer que la cámara baja sea más representativa. Y si eso es beneficioso para PP y PSOE, pues tendrá que ser así, pero al menos será una representación más fiel de la voluntad popular.

¿Qué problema encuentro? Que podrían darse situaciones muy interesantes. Como que partidos como Equo o el PACMA sólo tuvieran diputados de las migajas, y no por Madrid, donde suelen presentarse los candidatos a la presidencia.

Los únicos que no ganarían escaños con este sistema serían los partidos nacionalistas.

Y con una solución tan simple, la gente sí podría conocer a los candidatos de su provincia y a los de las migajas, para saber si quiere darles su voto o no.

¿Qué te parece la idea?