domingo, 11 de octubre de 2009

Tendencia a permanecer


Señoritas, hay una cosa que es obvia: lo que tiende a permanecer, tiende a permanecer. Puede parecer en principio una tautología perogrullesca, pero tengo que decirla y exponerla cruda y desnuda porque la gente hace caso omiso de ella.

En realidad la gente estuvo haciendo caso omiso de ella hasta 1859, bien entrado en siglo XIX. En este año Darwin publicó su libro "El origen de las especies" en el que proponía una interesante tesis. Y no, no era la evolución. La evolución era algo que se sospechaba, una hipótesis que circulaba entre los científicos. Darwin NO descubrió la evolución.

La gran idea de su libro es la Selección Natural, y eso a nadie se le había ocurrido aún. Dicha tesis postula que aquellos seres con tendencia a permanecer, tienden a permanecer. Las características con tendencia a permancer, tienden a permanecer. Y es aplicable a todos los órdenes de la vida.

¿Por qué existe la vida? Porque, por sí misma, la vida tiende a permanecer. Nada más les importa a nuestros genes que duplicarse una y otra vez.

Y me molesta la gente que, dándoselas de ecologista, rechazan todo lo humano, por considerarlo un ente fuera de la naturaleza. Pues no, somos parte de todo esto, nos guste o no. Y nuestras casas, nuestros coches, nuestros móviles y nuestras centrales nucleares son PARTE de nuestra actividad NATURAL, como un hormiguero lo es de las hormigas, o un nido lo es de las cigüeñas. Nadie piensa que un panal es ARTIFICIAL.

Pero resulta que se tiene la idea de que los humanos desequilibran el orden natural, y permítanme decirles que no es así. Supongamos una población de gamusinos que pastan en las colinas. Estos gamusinos son el alimento principal de los heliogábalos, que se alimentan de ellos. Si crece la población de gamusinos, hay más alimento para los heliogábalos, así que su población crecerá también. Pero si hay más depredadores heliogábalos, disminuirá la población de gamusinos. Y esto hará que disminuya la de heliogábalos, pues no tienen de qué alimentarse. Y por último, al descender el número de heliogábalos, los gamusinos auumentarán en número, pues tienen menos depredadores y así es como se cierra el círculo.

Quiero decir, la naturaleza no es PARA NADA un ente equilibrado. Es más, es un ente en constante desequilibrio, y es esto precisamente lo que la regula. Porque las situaciones de equilibrio tienden a permanecer, mientras que las situaciones inestables, tienden a derivar en otras. Volvemos a lo de antes. Lo que tiende a permanecer, tiende a permanecer.

Pues bien, imaginemos que los heliogábalos de mi ejemplo fueran seres "inteligentes". En las épocas de aunmento de población podrían hablar entre ellos, convocar congresos y decir: "Los heliogábalos no somos naturales, porque crecemos y crecemos y un día acabaremos con la población de gamusinos".

Esto hacen las personas ahora. Sin darse cuenta de que no hay que preocuparse de nada. En serio. Estamos en un punto de la oscilación que mantiene el equilibrio como cualquier otro. Destruir nuestros recursos significa preparar la época de "menos gamusinos, menos comida para los heliogábalos".

Primero tendríamos que tener todo esto en cuenta. Y luego, sólo después de haber comprendido el proceso, podríamos plantearnos: ¿cómo debemos amortiguar el golpe?